Continuando con el tema de los antidepresivos nos llama la atención un estudio llevado a cabo en la Universidad de Tejas en Austin. En este estudio se encontró que mientras que una dosis alta de el antidepresivo Prozac parece reducir la agresividad de ratas “adolescentes” una dosis más baja parece tener el efecto contrario ya que ratas sometidas a esta dosis más baja iniciaron más peleas que las que recibieron la dosis más alta y que las que recibieron un placebo. Las que recibieron la dosis más alta por su parte iniciaron muchas menos peleas (65% menos) que las que recibieron un placebo.
En las ratas adultas el Prozac, tanto en dosis altas como elevadas, tuvo el efecto de reducir la agresividad. Kereshmeh Taravosh-Lahn, quien fuera el investigador principal en este estudio cree que es posible las diversas dosis de Prozac activen diversos receptores de serotonina en el cerebro de las ratas más jóvenes. Posiblemente las dosis más bajas se unen más fácilmente a los receptores de serotonina-3 que promueven la conducta agresiva. En dosis más altas el medicamento también se une a los receptores de serotonina-1 que tienen el efecto contrario, es decir, inhiben la conducta agresiva. Según sugiere este investigador las ratas adultas posiblemente tienen menos receptores de serotonina-3 lo que explicaría porqué en estas el Prozac tiene el efecto de inhibir la agresión tanto cuando se usan dosis bajas como altas.
Aunque los seres humanos no somos ratas y los hallazgos en éstas no siempre son aplicables a nosotros, este estudio levanta interrogantes que deben investigarse con premura. A algunos niños y adolescentes se les recetan dosis bajas de antidepresivos debido a su menor tamaño y peso comparados con adultos. Sin embargo, según señala Taravosh-Lahn “subestimamos las diferencias entre el cerebro juvenil y el cerebro adulto”. Y concluye que “parece haber una necesidad de mayor investigación acerca de los efectos de los medicamentos antidepresivos en los niños”.
Esta investigación encaja perfectamente con estudios previos en los que se ha encontrado una relación entre la conducta agresiva y los antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, entre los cuales figuran Prozac, Zoloft y Paxil.
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