martes, noviembre 07, 2006

El estrés nos ayuda y también nos mata (continuación)

En la entrada anterior hablaba acerca de lo que es el estrés y acerca de las pioneras investigaciones de Hans Selye acerca de los daños causados por un estado prolongado de estrés. Veamos ahora otros hallazgos modernos acerca de los daños causados por el estrés, algunos factores que pueden agravar sus efectos y algunas características personales de quienes resisten exitosamente los embates del estrés. En nuestro website saludparati.com. tenemos información adicional acerca del estrés incluyendo una sencilla prueba dirigida a evaluar los niveles de estrés a los que hemos estado sometidos durante el último año y algunas técnicas dirigidas a controlar el estrés y evitar los daños que nos puede causar.

El mecanismo del estrés está diseñado para responder efectivamente a peligros o emergencias súbitas que requieran una acción rápida y no se prolonguen demasiado. Cuando la amenaza que nos hizo activar el mecanismo del estrés cesa nuestro cuerpo envía señales hormonales que desactivan este y nuestro cuerpo regresa a la normalidad. El problema es que en nuestra moderna sociedad el mecanismo del estrés se activa no tanto a causa de peligros momentáneos sino a causa de estados emocionales prolongados (como, por ejemplo, una situación de infelicidad matrimonial) o que se repiten a diario (como, por ejemplo, el tapón para ir y para regresar del trabajo). Bajo dichas circunstancias las hormonas secretadas pueden comenzar a causar grandes daños a nuestro organismo. Entre estos daños se incluyen: fatiga, destrucción de los músculos, diabetes, hipertensión, úlceras, enanismo, impotencia, pérdida de deseo sexual, interrupción de la menstruación, aumento en la susceptibilidad a enfermedades, y daños a las células nerviosas.

Cuando los niveles de cortisol se mantienen elevados durante tiempo prolongado se produce un desgaste de los músculos, elevados nivels de glucosa en la sangre, y se suprimen las respuestas inflamatorias del sistema inmunológico, las células del hipocampo comienzan a dañarse, las células blancas de la sangre se desactivan, haciendo a la persona más susceptible de contraer enfermedades. También aumenta el apetito haciendo que las personas aumenten de peso. Es común que las personas con estrés crónico coman en demasía por las noches. También puede producirse hipertiroidismo. Se ha estimado que el estrés crónico puede fácilmente acortar la vida de una persona en quince o veinte años.

Las investigaciones recientes demuestran que existen varios factores que pueden agravar el estrés e incluso convertir una situación aparentemente inocua en una que amenaza con afectar negativamente nuestra salud. Los más importantes de éstos son:
  • Imposibilidad de anticipar o predecir - Se da cuando sabemos que una situación o evento estresante habrá de ocurrir pero no tenemos forma de saber cuando ni como.
  • Falta de control - Es lo que tenemos cuando no podemos hacer nada para modificar o escapar de una situación. Es un estado sin esperanza.
  • Falta de medios para descargar la frustración - En nuestra moderna sociedad se nos pide que disimulemos las frustraciones y no demos rienda suelta a nuestros impulsos y emociones. Esto puede tener el efecto de permitir la acumulación de diversas hormonas y otras sustancias que pueden resultar nocivas al organismo. La falta de medios adecuados para descargar la frustración y aliviar el estrés hace que muchas personas utilicen con este fin las bebidas alcohólicas, las drogas o el comer excesivamente con los resultados que todos conocemos.
Por otra parte, se ha descubierto que existen ciertas características personales que influyen sobre la manera en que el estrés nos afecta. Los psicólogos Suzanne Kobasa y Salvatore Maddi llevaron a cabo un estudio con 200 ejecutivos y ejecutivas de empresa que recientemente habían estado sometidos a altos niveles de estrés. Una buena parte de ellos había caido víctima de enfermedades relacionadas con el estrés. Sin embargo, otros aparentemente no habían sufrido ningún efecto adverso. Lo que descubrieron Kobasa y Maddi fue que aquellas personas que permanecieron saludables tenían una forma de ver y de manejar los eventos estresantes muy distinta a la de aquellas que enfermaron. Las personas que permanecieron saludables se distinguian por una actitud relajada ante los problemas, en particular estas personas:
  • Le dan la bienvenida a los cambios, sean positivos o negativos. Los perciben como una parte inevitable de la vida y como una oportunidad de crecimiento, no como una amenaza a su seguridad.
  • No ven los reveses y los desastres como “el fin del mundo” o como algo que no tiene remedio.
  • Tienen confianza en su capacidad para resolver los problemas que surjan o controlar el impacto de los mismos.
  • Poseen una amplia red de apoyo. Están profundamente involucrados con familia, compañeros de trabajo o amistades.
  • Poseen un fuerte sentido de compromiso, dedicación y dirección en sus vidas.
  • Creen en el valor y la importancia de la labor que llevan a cabo y se perciben a si mismos(as) como personas valiosas.
Aprenda algunas técnicas para controlar el estrés aquí. Mida sus niveles de estrés durante el último año aquí.

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