En 1986 dos investigadoras llamadas Christina Maslach y Susan E Jackson, describieron lo que se conoce como el síndrome de burnout, síndrome de desgaste profesional o síndrome de estar quemado. Esta es una condición que afecta a profesionales que están sometidos a un gran nivel de estrés en sus labores. Las personas que sufren de burnout pueden presentar cansancio crónico, trastornos del sueño, problemas de adicción al alcohol, tabaco o drogas recetadas o no recetadas, hostilidad, irritabilidad, falta de afectividad, problemas gástricos y otros males.
Un nuevo estudio llevado a cabo en Israel añade a esta lista un aumento en las probabilidades de desarrollar diabetes. En dicho estudio los investigadores observaron a 677 trabajadores entre 1998 y 2003. La edad promedio de estos era de 43 años y cerca del 77 porciento eran hombres.
Se encontró que los que durante ese periodo padecieron del síndrome de burnout o desgaste profesional tuvieron una probabilidad 1.84 veces mayor de desarrollar diabetes tipo 2 que los que no padecieron de esta condición.
Aunque el estudio no provee evidencia definitiva de que el estrés aumenta el riesgo de padecer diabetes no es menos cierto que sugiere que existe una relación que no debemos ignorar. Según los investigadores el estudio sugiere que el burnout puede aumentar el riesgo de diabetes en una proporción similar al sobrepeso, fumar o la falta de ejercicio. Cuando el estrés laboral alcanza niveles intolerables se pueden presentar síntomas de burnout que afectan los aspectos físicos, emocionales y cognitivos de las personas. Esta es una condición que contrario al cansancio normal no desaparece tras un periodo de descanso. Samuel Melamed, quien fuera el autor principal del ya mencionado estudio entiende que es posible que algunas personas no puedan manejar bien el estrés y sus recursos para evitar los daños causados por éste se hayan agotado a causa, no solamente del estrés en el trabajo, sino de otras situaciones de la vida cotidiana.
Se sabe que el estrés puede afectar negativamente la capacidad del organismo para manejar la glucosa. Esto es especialmente así en algunas personas que son genéticamente vulnerables. Según los autores, este estudio confirma la necesidad de intervenir para reducir el nivel de estrés antes de que se convierta en un estado de burnout o desgaste profesional.
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